Dios sabe hablar de un modo o de otro, y uno no lo advierte: En sueños o visiones nocturnas, cuando el letargo cae sobre el hombre que está durmiendo en su cama, entonces le abre el oído y lo aterroriza con sus avisos, para apartarlo de sus malas acciones y protegerlo de la soberbia, para impedirle caer en la fosa y cruzar la frontera de la muerte.
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